En el horizonte, el límite entre el Cielo y la Tierra se desdibuja. En el horizonte, es imposible discernir.
Antes de mirar la puesta de Sol, me siento en una firme roca.
Has estado viviendo en lo irreal. Tu existencia se ha desarrollado sobre lo inexistente. Careces de base. Estás en el aire. Todo este tiempo has vivido pensado que las cosas eran de una manera. Has actuado en concordancia a ello y está bien. Pero en el Camino del conocimiento, el Guerrero debe penetrar más y más profundamente en sí mismo y su vida. En el Camino del conocimiento, el Guerrero debe morir para luego renacer fulgurante.
En este tiempo de despertar. Bruscamente has tomado conciencia de lo frágiles que eran tus creencias. Lo que antes eran tus pilares son ahora solo vestigios. El altísimo te ha jugado la vieja broma de sacarte la silla cuando ibas a sentarte como todos los días. Te has golpeado, has sentido dolor y esto también está bien. Si hubieses caído sobre algo mullido, no le hubieras dado mayor importancia. Pero la verdad es que aterrizaste a otra realidad. Estás desconcertado. Tu conciencia obnubilada. No entiendes nada de lo que pasó. Sientes que has perdido el tiempo hasta ahora y hasta sentirás vergüenza por lo que antes hiciste. Restrospectivamente, te verás como alguien dedicado a cosas fútiles.
El dolor ciega. Aunque no lo entiendas ahora, lo que te ha ocurrido es algo maravilloso. Ya no eres el mismo de hace unos momentos atrás y, si eres lo suficientemente sabio, nunca volverás a serlo. Otras cosas importarán ahora, otras montañas habras de subir. Otros Demonios enfrentarás, otros hermanos caminarán contigo. Vive tu nueva vida, mira con tus nuevos ojos. Sin embargo, prepárate a renacer. Nuevamente. Sólo así podrás llegar al final del camino.